La conquista de Creta por los cordobeses

Saqueo de Tesalónica por los corsarios árabes (904) (Madrid Skylitzes)

1. EL ARRABAL DE SAQUNDA

Por dos veces en la historia de Al Andalus grupos de expulsados de él se refugian en tierras lejanas, fundan estados independientes y se dedican a la piratería. La última ocurrió a principios del siglo XVII a raíz del intento de la monarquía católica castellana de borrar cualquier resto humano del propio Al Andalus, cuando un puñado de moriscos extremeños de Hornachos expulsados de su tierra tomaron la fortaleza de Rabat y fundaron una república pirata que aterrorizó las costas y las aguas del Atlántico europeo a lo largo de un siglo. La primera corresponde por el contrario a los meros comienzos de Al Andalus cuando tras la rebelión del arrabal de Saqunda una parte de los expulsados por el emir Alhakam I se dirigieron al extremo oriental del Mediterráneo, tomaron la isla bizantina de Creta y fundaron un emirato independiente cuya base económica se basó en el tráfico de esclavos producto de sus actividades piratas con que asolaron toda su zona de influencia marítima, el Egeo principalmente.

La historia empezó justo enfrente de la recién construida en ese momento Mezquita de Córdoba, tan recién construida que el alminar debía aún de andar con algún andamio para los remates finales. Exactamente en el arrabal de Saqunda de Córdoba, el floreciente barrio artesano crecido al otro lado del puente que cruza el Guadalquivir desde la Gran Mezquita, en el interior del acusado meandro con que el río abraza a la ciudad, a lo largo de la segunda mitad del siglo VIII y que acogerá el aluvión de inmigrantes del campo circundante atraídos por el imán de la riqueza y la estabilidad asociados ya a la ciudad desde que el primer omeya, Abderramán I, la conquistara y se asentara en la que ya era capital del nuevo estado, Al Andalus.

Cuanto fijó el primer omeya lo consolidó el segundo, Hisham, fundamentalmente con la profundización en la incipiente islamización mediante la adopción del malikismo, recién parido por el mediní Malik ibn Anas en la lejana Arabia, y disidente del derecho oficial abbasí, como columna vertebral jurídica del nuevo estado, y quedó expuesto al peligro de la desintegración en tiempos de Alhakam I. El esquema que sirvió a Ibn Jaldún para enunciar el ciclo vital de los imperios. Según González Ferrín (1), en su atrevida teoría, es en este momento cuando pudiera hablarse de conquista, cuando realmente se comienzan a islamizar las estructuras de poder emiral, el árabe se convierte en lengua de civilización y se crean las bases para una diferenciación social y económica. Las revueltas del arrabal de Saqunda (805 y 818), como la de Toledo (797), que tuvo que sofocar el tercer omeya se inscriben en ese proceso y aunque las dudas acerca de la idiosincrasia de los saqundinos ha creado muchas controversias entre los historiadores la versión más aceptada es que fueron esencialmente muladíes (cosa que niega Maribel Ferro aunque coincide en el espíritu puramente socioeconómico de la revuelta, pg. 213), de nativos que se enfrentaron a una aristocracia baladí, falsa, como defiende Ferrín, o de origen realmente oriental, cada vez más ávida, capitaneados por alfaquíes que reclamaban la exención de impuestos a los musulmanes, Lucha, pues, de clases pura y dura. Y la represión de la última (818) brutal, definitiva. Aparte de las innumerables crucifixiones (las fuentes hablan de 300) y el arrasamiento total del arrabal, cuyo solar nunca, ni siquiera en la actualidad, volvió a habitarse, se calcula que un cuarto de la población cordobesa fue expulsada de las fronteras de Al Andalus.

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Silueteado en amarillo las zonas del arrabal de Saqunda que han sido excavadas

2. EXILIO Y CONQUISTA DE CRETA

Así que tenemos en el 818 a 20.000 familias cordobesas saqundinas saliendo del país. La mayoría acudieron a la llamada de Idris, el personaje mito especular de Abderramán I en el Maghreb, vástago último como el omeya de una estirpe masacrada y engendrador de dinastía reinante en tierras lejanas, que acababa de fundar Fez, donde crearon un populoso y próspero arrabal que aún hoy es conocido como el de los Andaluces. El resto se embarcó en Pechina y se dirigió a Alejandría. Las causas de esta elección se desconocen, pero sí se tienen noticias de que en la ciudad mediterránea formaron una floreciente comunidad que muy pronto, aprovechando una coyuntural confusión reinante en la ciudad acabó dominándola política y militarmente. Los datos de estos hechos son muy confusos y se deben fundamentalmente a al-Nuwairi historiador egipcio del siglo XIV. Alertado el califa Al-Ma’mun acució al gobernador de Egipto, ‘Abd Allah ibn Tahir a que la reconquistase, cosa que finalmente hizo. Nuwairi habla de 15.000 cordobeses que fueron obligados a embarcar con la prohibición de desembarcar en ningún puerto bajo dominio abbasí. Los historiadores griegos actuales se inclinan por considerar que fueron direccionados expresamente a Creta por las autoridades abbasíes tras varias incursiones previas, en línea con el avance occidental sobre Sicilia.

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Playa de Matala, posible lugar del desembarco

El caso es que aprovechando la debilidad coyuntural del imperio bizantino se hicieron, parece que fácilmente, con ella. Su lider se llamaba Abu Hafs al-Ballutí, originario de Fahs al Ballut, el Llano de las Bellotas, el actual valle de los Pedroches. Era el año 827. Se sabe que habían efectuado previos desembarcos de reconocimiento en distintos puntos de la costa sur, pero el definitivo debió hacerse en el golfo de Mesara, probablemente en la playa de Matala, salida natural de la importante ciudad romana de Gortys (Gortina), capital de la isla, y hoy un famoso balneario que cuenta con numerosas tumbas romanas excavadas dramáticamente en el acantilado y que sirven desde hace años de refugio a varias colonias de hippies. Tras destruir todas los baluartes que encontraron a su paso para impedir una posible defensa, entre otros monumental ciudad  romana  de Gortina, pasaron a la costa norte donde fundaron una ciudad portuaria perfectamente amurallada y rodeada de un foso, que le daría nombre: Rabdh al-Khandaq, La Fortaleza del Foso, según la traducción más común. Con ese nombre, italianizado en Candia, sería conocida hasta principios del siglo XX en que tras la Enosis con Grecia se cambiaría por Heraklion.

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Ruinas de la ciudad romana de Gortina, destruida por los invasores

El Ballutí, el Bellotero, fundó un emirato independiente hereditario y desarrolló desde ese puerto una industria corsaria y de tráfico de esclavos que asoló el Mediterráneo oriental durante casi un siglo y medio. Exactamente hasta el año 961 en que el general bizantino Niceforo Focas al servicio del emperador Romanos consiguió conquistarla.

La conquista de Creta supuso un tremendo varapalo para Bizancio, que consideró siempre su reconquista una prioridad absoluta. González Ferrín (1) considera que la embajada que envió el emperador Teófilo a Abderraman II en 840 era una velada manera de preguntar al emir si la conquista de Creta por andalusíes era la toma de Creta por Al Andalus.

2. FUENTES Y CUESTIONES DE DUDA

Las circunstancias de la invasión, lugar de desembarco, etapas de la conquista y fundación de centros urbanos permanecen bastante oscuras. Los escasos datos de que disponen los historiadores proceden de fuentes indirectas, fundamentalmente bizantinas y árabes egipcias muy posteriores. El profesor de la Universidad de Creta T. E. Detorakis, en su History of Crete (2) dedica diez páginas a esta etapa. El profesor comienza incurriendo en lamentables errores de bulto cuando analiza la situación de Al Andalus a principios del siglo IX confundiéndola presumiblemente con la de los reinos de taifas más de dos siglos posterior, hablando de que entonces existían varios estados musulmanes en pugna entre sí. Así mismo considera al líder de los invasores de árabes de Creta, al que no llama al Ballutí como las fuentes andalusíes, sino sólo por su nombre, Abu Hafs, confusamente como líder, cabecilla de Córdoba. Más tarde, citando al cronista Baladuri que escribió a finales de ese mismo siglo, lo llama el El Andalusí, añadiendo que después sería conocido también como El Cretense. Las fuentes griegas lo llaman Apohapsis.

librorPor lo demás el profesor Detorakis nos proporciona abundante información, probablemente la más completa que se tenía cuando se escribió el libro. En primer lugar explica la facilidad de la conquista de toda una isla en manos del Imperio Bizantino por una banda de aventureros por el delicado momento en que pasaba la sede constantinopolitana tras la revuelta de Tomás el Eslavo (821), aunque no la conecta, como parece que es la opinión más generalizada, con la de Sicilia ocurrida por las mismas fechas. O sea un asalto generalizado del enemigo islámico contra Bizancio en varios frentes. Así mismo son interesantes las cuestiones que plantea acerca de la conquista en sí, la destrucción de las principales ciudades, para evitar retaguardias indeseables, las relaciones establecidas con los nativos y la elección de un lugar como centro de asentamiento principal. Las circunstancias de la fundación de su capital también presentan dudas, ya que no se sabe si eligieron un centro previamente habitado o no. El caso es que está fuera de toda duda que ese lugar comenzó a cobrar la importancia histórica a partir de que los cordobeses lo fortificaran fuertemente y construyeran un puerto. El propio proceso de su fortificación fue el que proporcionó el nombre a la ciudad Rabdh al Khandaq (que se traduce sistemática y tal vez erróneamente como Fortaleza del Foso), por el que, erizado de estacas, rodeaba a la linea de muralla defensiva. Este nombre se helenizó en Chandax y latinizado en Candia fue por el único que se conoció no ya a la ciudad sino a toda la isla hasta que a principios del siglo XX, tras la Enosis con Grecia, se rebautizara como Haraklion (2). El nombre árabe me suscita algunas dudas, toda vez que normalmente el término RABDH se traduce como Castillo o Fortaleza. Yo nunca lo encontré utilizado con ese significado, sino siempre como arrabal, palabra castellana que procede además de ella. Así que no sé por qué no podemos pensar que en realidad a lo que hace referencia a es al Arrabal de Saqunda (Rabdh as-Saqunda), de donde procedían todos los invasores. De hecho el emir que los expulsó de él pasó a ser conocido en las crónicas posteriores como Alhakam al-Rabadhí, el del Arrabal. Es probable entonces que el nombre que los exiliados cordobeses le pusieron a la ciudad que fundaron fuera un homenaje a su perdida patria: El Arrabal del Foso. Por la misma razón que se le llamó Nueva York a la ciudad fundada por colonos ingleses en la bahía de Hudson, o Nueva Granada a tantas ciudades hispanoamericanas.

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Mapa de Creta

Tampoco se sabe si el castillo construido posteriormente por los venecianos y que cierra el puerto lo fue sobre otro anterior de origen árabe, pero las posibilidades son altas, ya que ese puerto fue prácticamente el único motor de la economía arabocretense durante toda la dominación y lo hacían imprescindible para su defensa.

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Puerto de Heraklion. Al fondo la fortaleza veneciana

 

3. RESTOS DE LA PRESENCIA CORDOBESA EN CRETA

Hoy no queda nada que recuerde la presencia de aquellos cordobeses en la ciudad y mucho menos en el resto de la isla, ya que parece que esta capital y su hinterland constituyeron sus únicas zonas de asentamiento permanente. Las murallas fueron derribadas y rehechas por los bizantinos tras la reconquista y posteriormente derribadas de nuevo por los venecianos que ampliaron la cerca y la ciudad, construyendo las poderosas murallas que aún hoy la rodean. Pero la cicatriz del perímetro original de la ciudad árabe persiste en las calles Handakos y Dedalou, que se juntan en la plaza Liontaria, donde luce la preciosa fuente veneciana que debe ocupar el lugar de la antigua puerta de la muralla árabe y la calle principal de la ciudad, la que baja desde ella hasta el puerto siguió siendo la misma bajo el dominio bizantino, veneciano, turco y hasta ahora mismo, rebautizada como 25 de Agosto. Tampoco sabemos nada de las relaciones establecidas con los nativos y si hubo conversiones al islam entre ellos. Obligatorio no debió ser toda vez que los no musulmanes estaban obligados a pagar un impuesto, el kharadj, del que no parece que estuvieran dispuestos a renunciar los invasores. Por lo demás no sabemos nada del tipo de lengua que hablaban, si, como parece que ocurría en Córdoba, usaban normalmente un dialecto del hispanorromano como lengua común y el árabe como lengua oficial y de prestigio. Tampoco se sabe nada de las actividades, fuera de las derivadas de la industria corsaria a que se dedicaron. Sí parece que debieron dedicarse en cierta medida a la agricultura, bien directamente o bien usando mano de obra nativa, porque algunos cultivos pasan por haber sido introducidos en la isla por ellos: la caña de azúcar, que ya había sido implantada con éxito en las costas sur de Al Andalus, el algodón y la morera. Y sobre todo el olivo, donde eran tan abundante en la isla y donde se supone que surgió la industria del aceite por primera vez en el mundo hacia el sexto milenio. Proviniendo de otro lugar aceitero sería extraño que no hubieran aprovechado esa capacidad.

MONEDAS CORDOBESAS CRETENSES
Monedas árabes de Heraklion

 

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Museo Histórico de Heraklio

 

En cuanto a los restos arqueológicos guardados en los museos de la ciudad sólo pueden visitarse los del Museo Histórico, ya que el Museo Arqueológico permanece cerrado indefinidamente y sólo se exhiben en un par de salas las piezas estrella de la cultura minoica. Pero supongo que entre las 15.000 que tiene en sus fondos algo habrá de esla época de los cordobeses. Las monedas que muestro en la foto las entresaqué de una guía especializada en arte cretense. Así, en el primero lo único que se muestra de la época de la conquista es una pequeña colección de monedas acuñadas en la isla por la dinastía andalusí y algunos trozos de cerámica de clara estirpe abbasí. Estas monedas han servido para establecer con algunas lagunas la secuencia de los emires que gobernaron la isla.  Pero un par de gráficos muy trabajados explican también la evolución del perímetro urbano y una reconstrucción ideal de las murallas árabes.

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Evolución de la cerca de Heraklion. Arriba la ciudad árabe. Abajo laampliación veneciana

 

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Plaza y fuente veneciana de Los Leones, ocupando el lugar de la puerta de la muralla árabe

 

Un dato interesante que apunta el profesor Detorakis es la refutación de la historiografía actual de la tenida hasta ahora por cierta leyenda de que los árabes destruyeron junto con la ciudad romana de Gortys (Gortyna) el monasterio de San Tito, el discípulo de Pablo de Tarso que fue obispo de la ciudad, edificado por Justiniano y situado a la entrada de la misma y que hoy se sabe que su ruina la provocó un terremoto.

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Monasterio de Agios Titos en Gortina, obra de Justiniano, que fue respetado por los árabes

 

Pero de lo que más datos nos provee el libro del profesor es de la serie de correrías y de asaltos a las islas vecinas y al continente que llevaron a cabo los corsarios cordobeses y que recogen las crónicas bizantinas, unas veces por ellos mismos y otras al mando del famoso León de Trípoli, con quien participaron en el terrible saqueo de Tesalónica en 904. Existen crónicas de los sucesivos saqueos de Lesbos, el golfo de Corinto, las costas del Adriático y así hasta completar casi la totalidad de los dominios bizantinos. Este periodo de dominio del Mediterráneo oriental por el estado corsario cordobés será el que lleve a Henry Pirenne a su clásica teoría, hoy muy contestada, de que la Edad Media comenzó realmente con la cerrazón del Mare Nostrum a la navegación cristiana.

4. EL DEFINITIVO ASALTO BIZANTINO

Del mismo modo contamos con abundantes noticias que nos proporciona el libro del profesor Detorakis acerca de los numerosos e infructuosos intentos que la armada imperial llevó a cabo para recuperar la isla, que terminaron frecuentemente en sonados descalabros, hasta que fue definitivamente reconquistada por el general Nicéforo Focas, comisionado directamente por el emperador al mando de la mayor flota jamás armada por el estado bizantino, tras un año de asedio a la capital (960-61). Una leyenda habla de que la conquista fue posible por la utilización de una sucia treta por parte del estratega, cuando tras solicitar permiso a los árabes para criar caballos en la isla y serle concedida por aquellos desembarcó tropas camufladas entre los cuidadores equinos. No hace falta decir que se trata de eso, de una leyenda y que los hechos fueron mucho más sangrienta. Tras la toma de Rabdh al-Khandaq fueron capturados todos los habitantes que sobrevivieron y vendidos como esclavos. Los principales, incluido el último emir Abd al Aziz al-Qurtubi, el Cordobés, al que las crónicas griegas llaman Kurupen, y su hijo Numan fueron llevados a la corte para ser mostrados como trofeo en la procesión triunfal que el general victorioso se organizó en Constantinopla. Otro hijo del emir, Anemas, abrazó la fe cristiana y fue un fiel servidor del emperador hasta el final de sus días ya que murió años después en una batalla contra los rusos.

Niceforos Focas llegaría a ser Emperador tras la muerte de Romanos dos años más tarde y curiosamente sería el que proporcionara a Alhakam II los artesanos y los materiales para la decoración del mihrab de la Mezquita de Córdoba.

Como siempre ocurre en estos casos, lo primero que Niceforo Focas hizo en la ciudad conquistada fue construir un templo. Y la tendencia general suele ser aprovechar templos previos que habían consagrado los conquistados a sus cultos o al menos sus solares. Así que es muy probable que el estrategos construyera la iglesia de San Titos (Agios Titos) sobre la mezquita principal de la ciudad árabe, ya despoblada totalmente de musulmanes. De hecho con una simple prueba usando los sofisticados medios sobre cartografía digital que nos proporciona hoy la red se puede comprobar que la direccionalidad axial de la actual iglesia ortodoxa, y que también llegó a ser usada como mezquita por los turcos hasta su salida, está aproximadamente enfocada hacia La Meca. La original cayó destruida por el terremoto de 1856 y fue reconstruida ya con un claro estilo otomano para que siguiera sirviendo para el culto islámico. Hay otros dos templos candidatos, Agios Markos y Agios Petros. La primera pasa por fundación veneciana, sin conocimiento de que se construyera sobre una iglesia ortodoxa bizantina anterior. La otra, las ruinas del monasterio de Agios Petros, no he conseguido averiguar la fecha de su fundación, pero su dirección axial está muy alejada de la canónica islámica.

vista de heraklio
Situación de alguns iglesias que podrían haber ocupado solares de mezquitas árabes
  • (1) Emilio González Ferrín: Historia General de Al-Andalus. Almuzara 2007
  • (2) T. E. Detorakis, History of Crete (Heraclion,1994), que busqué infructuosamente en Atenas y en las principales librerías de Heraklio y que al final encontré en la tienda del Museo Histórico.
  • (3) En la entrada de la Wikipedia para Heraklion aparece la peregrina teoría de que la palabra Candia provendría de la latina candida, dado durante   el medievo inicialmente por los marinos y comerciantes italianos, ya que en la isla de Creta los árabes  hicieron los primeros cultivos de caña de azúcar  dentro del territorio europeo, azúcar que por su blancura era llamada «cándida»; de este modo, por metonimia se llamó «Cándida» o «Cándia» a toda la isla de Creta; nombre que en español  moderno se denomina Candía.
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5 comentarios

  1. Amigo Manuel, tu artículo es la pera limonera. Pones luces en un episodio olvidado de Córdoba y sin duda de un interés grande.
    ¿Ahora quién se atreve a escribir algo después de tu texto?
    Gracias 🙂

  2. Hola Manuel, este tema fué tratado en profundidad por Claudio Sanchez Albornoz en su libro «España, un enigma historico»

    • ¿Estás seguro, Esteban? Yo el libraco me lo zampé enterito hace 30 años y aún conservo las notas que tomé. Una visuada a las mismas no me ha aclarado nada, así que he accedido directamente a él y encuentro que don Nicolás sólo hace una escueta referencia al tema cuando habla del expansionismo mediterráneo aragonés en la página 437 del 2º tomo de la edición (2ª) de Sudamericana, Buenos Aires, 1962 , como apoyo a su idea de la que la nación española tiene unas características peculiares y claramente detectables desde bastante antes de los pintores de Altamira.
      Dice el esencialista historiador:
      ¡Magnífica aventura la de Pedro y los catalanes! ¿Aventura? Sí, lo fue. El hombre y el pueblo continuaban la tradición hispana. Los íberos leventinos habían combatido en todas las riberas del Mediterráneo, siglos antes de Cristo; Tito Livio registró luego el espíritu aventurero de todos los peninsulares; y los cordobeses alzados contra Al-Hakam I y por él expulsados de España, conquistaron después, un poco más allá de Sicilia, Alejandría y Creta. Y finaliza el párrafo …. ¡Confirma la magnífica unidad temperamental de todos los hispanos, desde Cabo de Creus al de San Vicente y del cabo de San Vicente al del Palos!

      En fin, las cosas de don Nicolás…

  3. Creo que llevas razón y me equivoqué de libro. Está en

    «La España musulmana: según los autores islamitas y cristianos medievales»
    en su tercera edición pag de la 162 a la 166
    Tambien escribe algo en «Ensayos sobre historia de España» pag de la 26 a la 31

    Saludos

  4. Quiero decir que en las revistas de Feria de Dos Hermanas, el autor Antonio García Montoya, ha ido rescatando noticias como el asentamiento de andalusíes en Túnez, la toma de Alejandría y la conquista de Creta. Todo ello lo vincula con la ocupación de puntos estratégicos para facilitar el comercio de al-Andalus con el Próximo Oriente. No olvideís que los abásidas eran enemigos irreconciliables de los omeyas. También rescató a Ignacio Olagüe, y sus teorías sobre la no conquista de la P. Ibérica por los árabes que ahora parecen estar de modas. Comprobad fechas y vereís como lo publicado por él es anterior a Emilio González Ferrín.
    Un saludo.

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