“Despreciad la pobreza, pues nadie vive con tanta como la que tuvo cuando nació. Despreciad el dolor, pues o él se acabará u os acabará. Despreciad la fortuna, porque no le di armas con que pudiese ofender el ánimo. Despreciad la muerte, que os acaba o transfiere.”
SÉNECA – DE LA DIVINA PROVIDENCIA Capítulo VI
Fue una visita a la Isla de los Museos de Berlín la que me puso sobe aviso de este asunto. En el imponente Museo Pérgamo, en una sala dedicada a escultura romana, me encontré con este sorprendente busto del cordobés Séneca unido en piedra a Sócrates (foto superior). Viéndolo caí en la cuenta que el Séneca que yo conozco nada tenía que ver con la figura que ahora tenía delante y de la que no cabía duda de que representaba al filósofo cordobés, ya que su nombre como podéis apreciar estaba tallado en la piedra. ¿Porqué representaciones tan distintas para un solo personaje?. Decidí investigar un poco sobre este asunto y esto es lo que pude averiguar.
Parece que fue Fluvio Orsini, bibliotecario de Alejandro Farnesio y coleccionista de antiguedades, el veneciano que indujo la primera y errónea representación de Séneca, a quién identifico con un busto de su colección encontrado en Roma. El original, en bronce, procede de Herculano y se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
El Renacimiento revitaliza la figura de Séneca, que es adorado por las clases intelectuales de la época. Es motivo de pinturas y esculturas que toman como referente el equivocado busto de Orsini. Grandes pintores de los siglos venideros retratarán el suicidio de Séneca de forma más o menos épica pero todos usarán el patrón del rostro equivocado.
En el siglo XVII Gerardo Della Notte, llamado así por sus magistrales nocturnos, retrata la muerte de Séneca y lo retrata con su flequillo y con recortada barba. En 1773, el artista francés Jacques-Louis David pintaría también el óleo «La Muerte de Séneca» también con la misma apariencia. Pero entre los muchos artistas reseñables que trataron este tema, destaca por su importancia el trabajo de Pedro Pablo Rubens.
La fascinación de Rubens por Séneca se advierte en diferentes bocetos y en su óleo, el más famoso sobre Séneca, que se encuentra en el Museo del Prado. Rubens trabajó la Muerte de Séneca en 1636, aunque hoy se sabe que el solo pintó el rostro y sus Discípulos de taller el resto.
Rubens disponía de una copia del busto descubierto en Roma en el Renacimiento, que la tradición asoció con Séneca. Dicha copia aún hoy es visible en la fachada de la casa del artista, en Amberes.
Tanto Della Notte como Rubens transmiten un semblante triste y de amargura en el rostro del filósofo cordobés, que poco tiene que ver con el estoicismo de su pensamiento y que ha ayudado a transmitir cierto carácter de tristeza y amargura a los estoicos, que en realidad no se corresponde con el verdadero espíritu de este pensamiento.
El busto propagado por Fluvio Orsini no correspondía a Séneca sino posiblemente a Hesiodo, Eurípides o Calímaco. El melancólico personaje no podía ser un estoico filósofo: ¿un rostro desgajado por el miedo a la muerte podía responder a las exigencias de la ataraxia, esa dulce impasibilidad hacia el destino?. Desde entonce la figura se llama el Pseudo Séneca.
Este estereotipo más bien triste de Séneca y que aun hoy sirve como modelo para su representación, quedó desmontado por un hallazgo arqueológico en la Iglesia de Santa María in Domenica de Roma en 1813. El busto bifronte, hoy en el Museo Pérgamon de Berlín, muestra identificados a dos filósofos que tuvieron que quitarse la vida, quizás sea esta el motivo de su hermandad o quizás sea otra. Por un lado Sócrates con barba descuidada y un recrecido cuello que avisa de su cuerpo gordinflón, por otro un Séneca de facciones serenas y avanzada alopecia, nariz recta y los ojos fijos en el horizonte, transmitiendo la tranquilidad de aquel que sabe convivir con el destino. Un Séneca bien distinto que el atormentado rostro del Pseudo Séneca y más acorde con la filosofía estoica.
Las esculturas de Séneca en Córdoba
El Museo de Bellas Arte de Córdoba posee una colección de yesos para fundición de Mateo Inurria entre los que se encuentra un impresionante Séneca sentado y que tiene el rostro comúnmente aceptado y basado en la escultura que equivocadamente se atribuyó a la figura del pensador cordobés. Desconozco si este escultura se llegó a fundir en bronce en alguna ocasión, aunque creo que no. La que si se fundió a bronce recientemente fue el grupo escultórico de Eduardo Barrón, que hoy preside los Llanos de Pretorio, que representa a Séneca impartiendo clases a un indolente Nerón. Barrón también utiliza la representación equivocada aun sabiendo que ya estaba por entonces reconocida la encontrada en 1810 como la verdadera. También de Mateo Inurria hay otro busto en el Alcázar y que utiliza la representación del primer modelo (Pseudo Séneca). Amadeo Ruíz Olmos realizó en 1965 la escultura que hay delante de la Puerta de Almodóvar sujetándose al nuevo y más certero rostro de Séneca, creo que es la única que se basa en el modelo real, por cierto, el mecenas de esta escultura fue Manuel Benitez «El Cordobés». Supongo que el éxito del falso Séneca sobre el auténtico se debe a la mayor plasticidad y belleza del primero sobre el segundo, de apariencia más corriente. También influye los modelos realizados por Rubens y que han podido servir como patrón a los artistas que lo han representado. Pero lo que es indudable es que el rostro de Séneca no tiene nada que ver con la figura de flequillo y barba recortada con que habitualmente se le representa.
CURIOSIDADES
Por último también hay un sello de correos perteneciente a una serie de grandes pensadores españoles, donde Séneca presenta un aspecto más fiel a su verdadera imagen y huye de la representación errónea en la que Séneca es un hombre dolorosamente triste y con abundante pelo.
También existe un billete de 5 pesetas emitido en 1947, que tiene como motivo el Pseudo busto de Séneca.
Así mismo en 1997 se emitió una de las últimas monedas de nuestra querida peseta y que llevaba el rostro de Séneca en la cara, y la puerta de Almodóvar en su cruz. Era una pequeña moneda de 10 pesetas, para la que también se eligió el Pseudo Séneca, sobre su verdadera pero menos reconocible apariencia.
© de las fotografías: El Tabernero (menos los cuadros y dibujos)
Fuentes: El arte de morir. Los (falsos) retratos de Séneca.
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