Este fin de semana he estado haciendo de Cicerón a unos amigos franceses por Sevilla. Aunque la ciudad ha cambiado mucho desde que la dejé después de cinco años de estudio en ella, aún recordaba ciertos paseos y lugares que cortan la respiración a las almas sensibles. Uno de ellos es el Palacio Casa Pilatos, cuyo nombre le llega a través de la curiosa historia de un viaje de peregrinación a Jerusalén del I Marques de Tarifa.
Paseando entre sus patios y jardines me encontré con dos evidencias cordobesas que tanto nos gustan reflejar aquí. En una especie de pabellón junto al Jardín Chico en el que se alberga la colección escultórica descubrí estos dos capiteles de avispero que muy probablemente pertenezcan a Medina Azahara, y digo descubrí porque en la guía que te entregan al entrar donde figuran las piezas de la colección no se hace ninguna alusión a ellos.
Luego en la Plaza de España, como no, el banco dedicado a Córdoba de las escenas de “La Reconquista” que aún sigue sin restaurar.
Mucha lluvia y mucho frío… para hacer turismo.
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