Arqueta de las Bienaventuranzas

El Arca o arqueta de las Bienaventuranzas era una obra románica del siglo XI elaborada con placas de marfil, que fue un regalo que los reyes leoneses Fernando I y su esposa doña Sancha hicieron a la Colegiata de San Isidoro de León en el año 1063. Fue elaborada en el taller de eboraria localizado en la ciudad de León muy cercano a dicha colegiata, ligado a la realeza, que tuvo gran demanda y fama sobre todo durante el siglo XI. Se cree que sería destinada a relicario como el Arca de los Marfiles. Las placas de marfil se encuentran custodiadas en el Museo Arqueológico Nacional (España).

Esta caja de forma prismática y tapadera piramidal es conocida con este nombre porque las siete placas de marfil que forran su estructura de madera representan este tema, interpretado en un estilo artístico propio del primer románico. Cada una de las bienaventuranzas aparece escrita en los arcos que enmarcan la escena repetida de un ángel que bendice a un personaje, probable alegoría de cada una de ellas. Las placas de época taifa que recubren la parte posterior fueron añadidas a principios del siglo XIX. Permaneció en la Colegiata desde la fecha de su donación (1063) hasta su ingreso en el Museo Arqueológico Nacional, en 1871, junto con otras piezas del tesoro. Durante la invasión francesa sufrió el robo de la placa que falta y quizás de otras de diferente tema que completa completarían el conjunto. Posteriormente, la arqueta fue recompuesta con el añadido de los marfiles andalusíes, que debieron pertenecer a otras piezas de la propia colegiata, quizás en mal estado.

Se ha perdido la guarnición, así como las plaquetas del reverso, sustituidas por varias placas de marfil de derivación califal. El despojo de los aditamentos de oro fue consumado por las tropas francesas en 1808.

La cuarta cara externa presenta un inconexo conjunto de siete fragmentos tallados con motivos epigráfico: «Ismail hijo de Al-Mamun doblemente famoso y a su dueño doblemente feliz» fitomorfos y zoomorfos de filiación islámica, que han venido siendo datadas entre 1043 y 1077 (Á. Galán y Galindo, Marfiles medievales del Islam, Córdoba, 2005, II, pp. 81-85).

Es curiosa e interesante la concentración tan significativa de piezas islámicas procedentes del califato de Córdoba, que la Colegiata de San Isidoro de León aglutina. Recientemente ha sido confirmado que el famoso gallo veleta de la torre de la Colegiata, es un metal procedente casi con seguridad de Medina Azahara.

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2 comentarios

  1. Es curioso. Los dos frisos epigráficos en un cúfico muy estilizado están colocados al revés, señal de que quien lo armó tras su despedazamiento no tenía ni idea de árabe. O por otra razón un poco más incisiva.

  2. Yo creo que cuando remendaron la arqueta con estos restos procedentes de otras, solo pretendían cubrir de marfil su superficie. Creo que también tuvieron la intención de que las cenefas bordearan el perímetro del rectángulo. Por eso pienso que les dieron la vuelta, la epigrafía les interesaba poco.
    ¿se podría certificar de alguna forma o por algún indicio su procedencia de Córdoba? las centrales parecen de los talleres de Medina Azahara.

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