No se asuste amigo lector, afortunadamente esto sucedió en 1932, y afortunadamente también, el agua no llegó al río. Pero eso sí, monto un bochinche de cuidado, abrió un debate que acabó en los periódicos y revistas de la época.
Todo sucedió a raiz de una intervención que, dentro de ella, hizo el arquitecto Félix Hernández, con el afán de encontrar los restos de la buscada basílica de San Vicente. Se excavó hasta tres metros y en una superficie de más de 200 m2. La fragilidad que aquello debía de evidenciar produjo una alarma considerable.
Ahí van los recortes de prensa que cuentan lo sucedido. Pulsar en ellos para verlos y leerlos.
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