18 de Mayo de 1146.
Por los años de 1108. el Rey Don Alonso el Sexto quiso vengar la muerte de su hijo Don Sancho, y con un poderoso Ejército entro en los Dominios Mahometanos hasta ponerse á vista de Córdoba. Era Abdalla Gobernador de la Ciudad, y envió a un Adalid renegado, para que reconociese el Campo de Don Alonso. Hízolo; pero al mismo tiempo le manifestó el animo, que tenía Abdalla de cogerlo desprevenido. Agradecíole Don Alonso la noticia, y el Adalid volvió a Córdoba , y dijo a Abdallá, que el Rey Don Alonso estaba muy desprevenido, y sosegado. Con esta noticia determinó Abdalla salir de madrugada con 500 lanzas, y avanzar al ejército cristiano. Hayolo sobre las armas, y le fue preciso caer en manos de sus enemigos, y el Rey mandó quemar a Abdalla, y a veinte y dos Capitanes a vista de la Ciudad. Horrorizados los Cordobeses con este castigo, dieron la obediencia al Rey Don Alonso, y 1700 cautivos cristianos, y todo lo que tenían los Almorávides. No entró el Rey en la Ciudad , y después de tres días lleno de riquezas se retiró con su Ejército.
En el año de 1146. era Virrey, o Rey de Córdoba Abengamia, cuando Abenfandi, uno de los vecinos más ricos, y que entre los suyos tenía grande opinión de Santo fue proclamado por Soberano. Abengamia le obligó con crecidas tropas a huir a Andújar, desde donde llamó al Rey Don Alonso llamado Emperador, obligándose con los suyos a reconocerlo por Señor. No despreció esta ocasión Don Alonso , y con un grueso Ejército llegó hasta Córdoba. Conociendo Abengamia no poder resistir tan valerosa , y numerosa Tropa, se rindió, y entregó la Ciudad á Don Alonso en 18 de Mayo del año del Señor de 1146. Entraron en ella las Armas Catolicas , y fue su primera diligencia rendir á Dios las gracias por este beneficio. Para esto Don Raymundo Arzobispo de Toledo , que iba con el Rey, purificó , y bendijo la Mezquita mayor, hoy Catedral, y dijo en ella Misa de Pontifical con grande alegría de los corazones cristianos, viéndola restituida al Cesar, y el culto a Dios.
Meditó el Rey Don Alonso volver a su País con su Ejército como era preciso, para
dejar desamparado, y sin guarnición un Reino cercado de tantos enemigos; pero ya se le prevenía la poca seguridad que podía tener de que una Ciudad tan populosa, y magnifica se mantuviese quieta bajo de su dominio sin dejar en ella competente guarnición, para sujetar los Moros. En esta duda que afligía el corazón del Rey, tomó por medio a su parecer saludable, dejar la Ciudad bajo el gobierno de Abengamia, más bien que dejar todo su Reino indefenso; pero para precaver la infidelidad, que acostumbra la bárbara Nación Mahometana se previno con que Abengamia hiciese juramento sobre el Alcorán de mantener la Ciudad como Gobernador bajo de la obediencia del Rey Católico. Obligose a ello Abengamia , y retiró su gente Don Alonso.
Apenas se retiró el Emperador, cuando Abengamia infiel al Rey faltando á la ley prometida, comenzó a gobernar la Ciudad por si mismo, y con independencia, y profanó la Mezquita , que poco antes había sido consagrada a Dios. Sin embargo pretendía este Moro parecer fiel al Emperador, y desmentir las sospechas que aseguraban sus infieles procederes. Para esta simulación envió a decir al Rey viniese a Córdoba, y le entregaría a Jaén. Era su animo perverso quitar la vida a Don Alonso, y este poco cauto hubiera venido, si los suyos no le hubieran prevenido los grandes motivos que había para dudar de la verdad del Moro. Tomó por providencia enviar al Conde Don Manrique de Lara con otros Caballeros, que luego que entraron en Córdoba fueron arrestados por Abengamia, y al fin les quitaron la vida.
Con esta noticia irritose tanto Don Alonso, que con grande esfuerzo meditó extinguir a Abengamia. Dispuso juntar a todos los Príncipes, y Condes del Reino, y aliándose con el Rey de Navarra, y con Don Raymundo Conde de Barcelona, Príncipe de Aragón, y con un Ejército poderosísimo vino sobre Córdoba. Abengamia se previno con llamar a Abdulmenon Emperador de los Almohades en África, quien le envió treinta mil hombres con los que salió Abengamia a recibir al Emperador. Diose la Batalla con tanto valor de los Cristianos, que en breve destrozaron el Ejército enemigo, y Abengamia huyendo se entró en Córdoba, cercola el Emperador , y después de algunos días de combate tomó la principal parte de ella , quedando con la Mezquita mayor, y Abengamia volvió á reconocer por Rey al Emperador por Julio o Agosto del año de 1150. Poco tiempo duró Córdoba bajo del dominio del Rey Don Alonso; porque el siguiente año entraron en España los Almohades a quien reconocieron los Mahometanos, dándoles gustosos la obediencia.
Así se mantuvo Córdoba, hasta que la celebérrima victoria de las Navas año de 1212 abrió puerta a la gloriosa Conquista de toda la mayor parte de Andalucía, quedando tan destrozados los Moros, que a poca diligencia se logró lo que tanto había costado, que era la Conquista de Córdoba, Ciudad Cabeza del Reino en 1236.
PALESTRA SAGRADA, O MEMORIAL DE SANTOS DE CÓRDOBA.
DON BARTOLOMÉ SÁNCHEZ DE FERIA
Colegial Teólogo en el de San Pelagio de Córdoba, Profesor de Matemáticas, Medico de Cámara del Illmo. Señor Obispo de dicha Ciudad, Titular del Santo Oficio de la Inquisición
CON LICENCIA.
En Córdoba, en la Oficina de Juan Rodríguez,
Calle de la Librería. Año MDCCLXXII.
Nota: El texto ha sido transcrito literalmente del libro. Se ha corregido el lenguaje antiguo y la acentuación de las palabras para actualizarlo al castellano actual.
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