En un capítulo anterior sentábamos la sospecha de que Córdoba, a través de su Gran Mezquita, fue, durante el pasado, elemento inspirador de algunas muestras de la arquitectura colonial hispanoamericana. Si en aquel relato abordamos el asunto de la arquitectura misional alto-californiana del siglo XVIII, en este ofrecemos otro ejemplo, mexicano y del siglo XVI, en plena fase de conquista y colonización del territorio azteca. Pocos ejemplos allende la ciudad andaluza han sabido captar de forma tan magistral la idea espacial que el gran edificio cordobés felizmente inventó allá por el lejano siglo VIII.
San Pedro Cholula, localidad cercana a la capital homónima del Estado mexicano de Puebla, alberga un interesantísimo conjunto edilicio: el Convento de San Gabriel, compuesto además de por el propio convento, por la llamada Capilla Real, ejemplo preclaro de cómo la influencia islámico-andaluza cruzó el charco en aquellos momentos iniciales de formación estilística autóctona.
La Summa Artis (vol. XVIII, pág. 156) lo describe así:
«El templo conventual sigue el modelo conventual de la nave única, de cinco tramos, cubiertos con bóveda de terceletes, salvo en el presbiterio y sotocoro, que la crucería presenta ligaduras curvas. Lo verdaderamente notable es la Capilla Real, construida durante el último cuarto del siglo XVI por el arquitecto Toribio de Alcaraz, según la atribución de Toussaint. Como es sabido el Renacimiento en su deseo de regularidad, simetría y proporción encontró el ideal de su expresión en las plantas unitarias. El cuadrado sería una de las figuras predilectas tanto por la proporción 1:1 como por su valor simbólico, ya que se trata de uno de los símbolos primordiales. Aquí en Cholula se diseñó un templo de planta cuadrada, de cabecera plana y numerosas naves de igual anchura cual si se tratara de una mezquita. Aparte de los precedentes arábigos, si hubo un grabado por medio bien pudo ser la misteriosa «Sala de las Cien Columnas» del tercer libro de Serlio, según McAndrew. La separación de las naves se hace por medio de pilares octogonales, de tradición mudéjar; como ya vio Angulo, los innumeralbes pilares crean un bello juego de perspectiva, que evoca el recuerdo de la gran Mezquita de Córdoba. Naturalmente, al exterior se imponen las proporciones horizontales, que fueron contrarrestadas por los esbeltos campanarios, hoy desaparecidos.»
Norma Angélica Castillo Palma, en su Cholula sociedad mestiza en ciudad india. Un análisis de las consecuencias demográficas, económicas y sociales del mestizaje en una ciudad novohispana (1649-1796) (México, Universidad Autónoma Metropolitana, 2001) nos indica:
«En una acera oriente de la plaza se encontraba el Convento Franciscano con la iglesia de San Gabriel. Con la Capilla de Indios y de la Tercera Orden el monasterio formaba un conjunto arquitectónico de gran magnitud y calidad, cuya descripción hecha por el provincial de la orden de San Francisco dice:
[…] que consta y constaba entonces de; un cementero cercado de una pared de cuatro varas de alto, tiene dos entradas que cada una es de dos arcos de cantería con su coronazón, sustentada en medio de dos columnas de piedra torneadas: …Tiene de largo doscientos y quince pasos geométricos que es el largo de dicha plaza …Estám en su entorno tres edificios. El primero es la Capilla de los Indios, una de las más bellas fábricas de ambas Españas, está casa en cuadro pues tiene hueco cien pasos de ancho (…) consta de nueve naves de siete bóvedas cada una que hacen sesenta y tres bóvedas (…) La forma de este edificio, para mejor inteligencia de él, es la misma que la de la Iglesia Catedral de Córdoba en Andalucía… (Enseguida) la Capilla de la orden tercera que es el segundo edificio del patio y este asimismo (está) unido a la Iglesia principal… del convento» (Archivo General de Indias. Escribanía de Cámara, Vol. 251-A, Fs 36-40, 20 de abril de 1669).
Sin embargo, frente esta tesis, la página web del municipio de Cholula deja bien claro:
«La planta arquitectónica de la Capilla Real, contra la opinión vulgar, no está inspirada en alguna mezquita islámica, sino en la concepción cósmica de los antepasados mexicanos. Las nueve de norte a sur representan los nueve niveles de la tierra al cielo. Las siete naves de oriente a poniente representan a Chicomecoatl, la Madre Tierra, cuya fiesta sigue celebrándose en la Capilla Real con el nombre de Altepetlhuitl o Fiesta del Pueblo (el domingo anterior a Pentecostés). A esta festividad acuden las imágenes patronales bellamente adornadas con frutas, calabacitas, chiles, mazorcas, pan y demás todo en agradecimiento a lo que se cosecho durante el año.»
No creemos que ambas hipótesis deban ser contradictorias. Queda claro que el concepto arquitectónico concreto y los elementos formales que lo desarrollan derivan de las experiencias islámico-andaluzas, europeo-africanas, renacentistas-orientales. Y que, a su vez, tal concepto, por definición, es capaz de adaptarse a la simbología azteca de forma tan sorprendente. Ese fue el gran acierto de la Mezquita cordobesa: crear un módulo arquitectónico infinito, no cerrado, adaptable a cualquier función o cometido, desde bibliotecas universitarias japonesas hasta terminales de aeropuertos, pasando, obviamente, por iglesias mestizas novohispanas del siglo XVI.
El intento pro-indigenista de darle un sentido espiritual precolombino al templo me parece un poco forzado, quizás hasta político.
Amigo Mabuse, de dónde sacas tanta joyita, es que acaso a ido a visitarte el vendedor de Planeta y te pillo en un día flojo ¿o qué?. Tu viraje hacia tierras americanas me parece de lo más interesante. Hay muchos cordobeses que han escrito páginas, unas memorables y otras para olvidar, en la historia de estas tierras hermanas.
Enhorabuena, no dejas de sorprenderme.
Gracias, Tabernero. La Calleja me brinda la oportunidad de explorar mi creatividad adormecida por las circunstancias. Y de paso me permite buscar Córdoba en los sitios más insospechados. Este de San Gabriel lo conocía de antiguo, quizá de cuando estudiaba Arte Hispanoamericano, materia torpemente encuadrada en un apéndice final de la asignatura de Historia del Arte Moderno, pero lo tenía olvidado, oculto entre todas las grises materias que he estudiado posteriormente. Las nuevas tecnologías -ya no tan nuevas- me han facilitado su feliz reencuentro.
Más testimonios casi coetáneos de la fábrica de la Capilla Real. En esta ocasión del Padre Bernabé Cobo, a través de una carta fechada en Puebla el siete de marzo de 1630 en la que describe la situación social de Cholula y nos ofrece una impresión sobre la citada Capilla Real cholulteca:
«… pasé por Cholula y el mayor pueblo que yo he visto en mi vida aunque entre Sevilla si todo él estuviera poblado como antiguamente, pero de cuatro partes están arruinadas las tres; con todo eso le quedan diez mil tributarios y viven en el pueblo hasta 400 españoles; tiene dos iglesias pegadas la una a la otra: la una es el modelo de la mezquita de Córdova de ocho naves con columnas de piedra.»
Entre discusiones de Sadeco y Cajasur, recomiendo leer un interesante artículo de George Kubler, La traza colonial de Cholula. Bueno, alguno o alguna me dirá que no sabe qué será más cansino…